Volver al menú

4. Tratamiento y seguimiento

4.2. SEGUIMIENTO

4.2.1. Controles a efectuar, edad adecuada para realizarlos y periodicidad

La realización de un control evolutivo riguroso es fundamental para el desarrollo psicointelectual y físico de los niños hipotiroideos. Además de los controles analíticos descritos en el apartado anterior es importante el control del desarrollo psicomotor y la detección de otras anomalías [12].

El control clínico debe incluir somatometría (talla, peso y perímetro cefálico) y búsqueda de signos y síntomas que puedan sugerir hipo o sobre-dosificación. Todos ellos deben realizarse en cada visita [12]. El intervalo máximo de los controles clínicos, no debería ser superior a 6 meses.

La edad ósea es un aspecto habitualmente utilizado en la valoración de la gravedad de la enfermedad. Tras la valoración inicial, la realización de radiografías no es necesaria si el crecimiento es normal [139]. La ecografía puede ser un sustituto de la radiografía en la evaluación de la maduración ósea [145]. Se ha encontrado que guarda relación con variables de tratamiento. Una estrategia terapéutica adecuada corrige el retraso en la edad ósea antes del tratamiento que se haya podido producir [146].

Se recomienda la realización de pruebas destinadas a la detección precoz de la pérdida auditiva (la prevalencia del déficit auditivo es unas diez veces mayor en niños con HC) durante los primeros dos meses de vida y no más tarde de los tres meses de edad, con el objetivo de evitar dificultades relacionadas con el desarrollo del lenguaje [20, 139].

La búsqueda de ciertas anomalías de las que se observó una mayor frecuencia en niños hipotiroideos que en la población general, incluye un examen oftalmológico con test de estrabismo a la edad de 1 y 2 años e investigación de anomalías cardiovasculares congénitas (estenosis pulmonar, comunicación interauricular y comunicación interventricular) [9, 12].

El control del desarrollo neuropsicológico es otro aspecto de importancia capital en el estudio de la evolución de los niños hipotiroideos.

Se recomienda la utilización de baterías y escalas estandarizadas, de forma específica aquellas de mayor difusión internacional con adaptaciones al país del niño objeto de estudio y la comparación de los resultados obtenidos con estándares propios [9, 23].

Los tests mas utilizados son el de Brunet-Lezine3 hasta los dos años de edad [18, 120, 121, 124] , el de McCarthy4 entre los 3 y los 6 años [115, 121, 136] y los de Wechsler5 (test de Wechsler de inteligencia para preescolares (WPPSI), escala de la inteligencia de Wechsler (WISC) y escala de la inteligencia de Wechsler revisada (WISC-R) a partir de esa edad.

Se recomiendan revisiones con la escala correspondiente a los 6, 12, 18, 24 y 36 meses. Si los resultados son normales se puede pasar a hacer revisiones cada dos años a partir de esta fecha. En caso de observase retrasos en el desarrollo deben incrementarse los controles conforme a propuesta clínica [147] e iniciar de forma precoz rehabilitación psicomotora y estimulación del habla en aquellos casos en los que se hayan detectado anomalías [148].

Se ha observado que diferentes factores del entorno familiar-ambiental influyen en el desarrollo neuropsicológico del niño hipotiroideo. Kreisner et al. 2004 [149] encontraron como factores predictivos de peor CI total: el nivel de estudios materno (factor socio-económico) y el número de visitas durante el primer año de vida. Leger et al. 2001 [127] encontraron relación entre los retrasos escolares y la mala adherencia al tratamiento o tratamiento inadecuado, que se daba especialmente en niños con peores condiciones sociales. Se ha observado también relación entre un bajo nivel sociocultural de la familia y desordenes del aprendizaje escolar, CI bajo y empobrecimiento del lenguaje [148, 150].

Por todo ello se recomienda que el manejo del niño hipotiroideo se lleve a cabo por un equipo multidisciplinar (con trabajadores sociales y psicólogos) para la rápida identificación de pacientes con peor pronóstico.

Es importante evaluar los aspectos conductuales en el seguimiento de niños y adolescentes con HC. El diagnóstico de una enfermedad crónica en un recién nacido produce una serie de procesos en la familia que pueden incrementar el riesgo de problemas psicopatológicos [135].

La realización de tests neurofisiológicos puede ser una herramienta útil en la evaluación de la maduración neurológica y del desarrollo cerebral [137, 151, 152].

El impacto del diagnóstico de una enfermedad crónica en un hijo va a generar importantes situaciones de angustia y ansiedad en los padres que deben ser detectadas por el sistema sanitario que, en caso necesario, debe proporcionar el soporte emocional necesario a la familia [135, 153]. Se deben evitar situaciones de sobreprotección que generalmente son más perjudiciales que beneficiosas [135]. El apoyo psicológico a los padres debe ser preceptivo en la mayor parte de las familias con niños con HC [154].

Recomendaciones

Grado de recomendación
En el niño con HC se recomienda el estudio de la función auditiva, la realización de pruebas oftalmológicas y la valoración de posibles anomalías cardiovasculares congénitas.
Grado de recomendación
La somatometría se debe analizar en cada consulta.
Grado de recomendación
En el seguimiento se debe estudiar el desarrollo psicomotor, el entorno familiar, el rendimiento escolar y aspectos conductuales.
Recomendación por consenso del grupo de trabajo
Se recomienda la utilización de baterías y escalas estandarizadas de desarrollo neurológico, de forma específica aquellas de mayor difusión internacional con adaptaciones al país objeto de estudio.
Recomendación por consenso del grupo de trabajo
El impacto del diagnóstico de una enfermedad crónica en un hijo va a generar importantes situaciones de angustia y ansiedad en los padres que deben ser detectadas por el sistema sanitario que, en caso necesario, debe proporcionar el soporte emocional necesario a la familia.

Es recomendable que las Unidades funcionales de seguimiento de los niños detectados en el cribado neonatal se integren dentro de los programas de cribado y que dichas unidades estén formadas por equipos multidisciplinares que incluyan pediatras (encargados de la evaluación de la clínica, bioquímica, etc.) y psicólogos (para la evaluación psicométrica, lingüística, conductual, del rendimiento escolar, etc). Estas unidades deben contar con el apoyo de otro tipo de profesionales para el seguimiento de los aspectos comentados (oftalmólogos, cardiólogos, trabajadores sociales etc).

[ Volver Arriba ]

 

3 La escala se encuentra desarrollada en el anexo F

4 Como en el caso anterior la escala está desarrollada en el anexo F

5 Idem