¿En
qué consiste?
La diarrea consiste en deposiciones frecuentes y poco consistentes,
líquidas o semilíquidas. La causa más frecuente
se debe a la ingestión de alimentos en mal estado y,
habitualmente, en personas sanas es un cuadro leve y de corta
duración resolviéndose espontáneamente
al cabo de pocos días. Además, el propio proceso
diarreico puede ser un mecanismo defensivo o “de limpieza”
al favorecer la eliminación del tubo digestivo de los
microorganismos o toxinas que originaron el problema. Por eso
no siempre están indicados los “antidiarreicos”.
En la mayor parte de los casos tampoco es adecuada la administración
de antibióticos por posibles efectos secundarios que
empeoren la situación. En cualquier caso, no se automedique,
ni tome por su cuenta medicamentos para “cortar la diarrea”.
¿Cómo se trata?
Las
recomendaciones se basan en dos aspectos fundamentales:
- Evitar la deshidratación. Con la diarrea
se pierden cantidades importantes de agua y éstas pérdidas
son aún mayores cuando se acompaña de vómitos
o fiebre. La deshidratación como complicación
de la diarrea es especialmente importante en las edades extremas
de la vida: niños pequeños y ancianos. Por tanto
es fundamental garantizar una ingesta de líquidos (y
sales) mayor que las pérdidas. Las bebidas recomendadas
podrán ser: agua, zumos, bebidas electrolíticas
(preparados comerciales o la popular “limonada alcalina”.
No se deben ingerir bebidas gaseadas ni alcohólicas.
Se deberá beber a pequeños sorbos y lentamente
(por ejemplo no más de un vaso cada 15 minutos) para
favorecer su asimilación. No se deben ingerir bebidas
gaseadas ni alcohólicas.
- Procurar un “reposo” del tubo digestivo
mediante una dieta adecuada. Se evitarán aquellos alimentos
que puedan provocar una mayor irritación como: leche
y derivados (a excepción del yogur), fritos, picantes,
precocinados..., y se recomendarán alimentos con poder
astringente como la manzana o el arroz blanco cocido. Durante
las primeras horas es conveniente ingerir sólo alimentos
líquidos y, posteriormente, se mantendrá la dieta
durante el tiempo que le recomiende su médico.
Alimentos prohibidos:
Leche y derivados ( pero puede tomarse yogurt), embutidos, grasas
y fritos, dulces, helados e pasteles, café, frutas poco
maduras y hortalizas verdes ( por ser muy ricas en fibra).
Alimentos permitidos:
Arroz blanco hervido, sopa de pasta o sémola de trigo,
zanahoria cocida o en puré, pan blanco (también
en tostadas), pescado blanco hervido o a la plancha, carnes
magras como pollo cocido o ternera, huevo cocido, manzana rallada,
membrillo, yogurt. Limonada alcalina: un litro de agua hervida
enfriada o agua mineral, zumo de dos o tres limones, media cucharadita
de postre de sal común, media cucharadita de postre de
bicarbonato sódico y tres cucharadas de azúcar.
Otros Consejos
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Tomar alimentos blandos triturados, para facilitar digestión.
- Repartir los alimentos en varias tomas poco abundantes pero
frecuentes.
- Lavarse las manos con frecuencia y siempre después
de defecar para evitar contagios.
Situaciones
de especial precaución:
- Diarreas en niños pequeños, ancianos o personas
que sufren enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia
renal, insuficiencia
cardiaca etc).
- Cuando puede ser difícil mantener una hidratación
adecuada: número grande de deposiciones al día
(de ahí que sea importante anotarlas para posteriormente
relatárselo al médico) así como vómitos
continuos e intensos.
- Diarrea acompañada de fiebre o la presencia de sangre
en las heces.
- Duración mayor de cinco días.
Es fundamental ingerir abundantes líquidos, “sin
prisas pero sin pausas” ¡Cuidado con los
niños, ancianos o pacientes debilitados!
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ESTAS MEDIDAS SON RECOMENDACIONES GENERALES. NO DUDE
EN CONSULTAR CON SU MÉDICO. EL PODRÁ MODIFICARLAS
Y AJUSTARLAS A SUS CONDICIONES CONCRETAS.
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