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INTRODUCCION

La evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) se ha utilizado tradicionalmente para conocer la eficacia, efectividad y seguridad de las nuevas tecnologías sanitarias y para establecer estándares y recomendaciones en la práctica clínica. A pesar de que los nuevos procedimientos no siempre suponen una mejora en la salud de la población, lo que sí es cierto es que con el tiempo las tecnologías ya implantadas van siendo superadas progresivamente por aquellas de nueva aparición. Consecuentemente, algunas tecnologías sanitarias (TS) van quedando obsoletas, ya sea porque hay otras más eficaces, más seguras o más baratas, o porque combinan algunas de estas características en mayor o menor medida. Pueden darse otros factores que hagan que las tecnologías queden fuera de uso, como es el caso de las consideraciones éticas o las preferencias de los profesionales, los pacientes o la sociedad en general, pero estas no suelen ser razones tan explícitas como las anteriores para las organizaciones sanitarias, las cuales prestan atención fundamentalmente a los aspectos relativos a la efectividad, la seguridad y los costes de las tecnologías sanitarias. Sin embargo, las instituciones tienen cada vez más en cuenta las preferencias de los pacientes y de los profesionales en la prestación de servicios sanitarios, por lo que es previsible que las preferencias de los usuarios pronto pasen a jugar un papel determinante en la obsolescencia de las tecnologías.

Como tecnología sanitaria se define el conjunto de medicamentos, dispositivos y procedimientos médicos o quirúrgicos usados en la atención sanitaria, así como los sistemas organizativos y de soporte dentro de los cuales se proporciona dicha atención, mientras que por evaluación de tecnologías sanitarias entendemos aquella forma de investigación que examina las consecuencias clínicas, económicas y sociales derivadas del uso de una tecnología, incluyendo el corto y medio plazo, así como los efectos directos e indirectos, deseados e indeseados (1). Es fácil encuadrar la evaluación de tecnologías sanitarias potencialmente obsoletas dentro de ambas definiciones, ya que para hablar de tecnología sanitaria obsoleta solo habría que añadir a la definición precedente la coletilla "que han sido superadas por otras tecnologías", y lo mismo sería aplicable a la definición de evaluación de tecnologías sanitarias potencialmente obsoletas.

Muchas agencias de ETS disponen de sistemas de detección de tecnologías sanitarias emergentes cuya finalidad es conocer el impacto potencial que puede tener una nueva tecnología sanitaria en el sistema de salud. La finalidad de estos sistemas es que las organizaciones sanitarias puedan anticiparse y estar preparadas para la toma de decisiones sobre su posible implantación. Casi todos los programas de detección de estas tecnologías utilizan diferentes fuentes de información para su identificación, como la literatura científica, profesionales sanitarios, congresos, etc. Los productos derivados de la identificación precoz de tecnologías sanitarias se denominan fichas técnicas, early warnings, alerts, etc., y son documentos breves que analizan de modo sucinto estas nuevas tecnologías centrándose en su previsible impacto en la asistencia y en la organización de los recursos sanitarios.

Del mismo modo que existe un sistema para la detección y evaluación precoz de tecnologías emergentes, debería existir otro que permitiese detectar y evaluar tecnologías sanitarias que pueden haberse quedado obsoletas de acuerdo con unos determinados criterios y que deberían ser evaluadas con un mecanismo similar a los programas de detección de tecnologías sanitarias emergentes. Un sistema de detección de tecnologías obsoletas necesitaría, además de un mecanismo para la identificación de tecnologías, un sistema de priorización, puesto que existirán muchas tecnologías obsoletas, y una metodología común para evaluarlas. En cualquier caso, todas aquellas tecnologías potencialmente obsoletas deberían ser evaluadas siguiendo la metodología habitual en ETS para después, si cumplen los requisitos necesarios, poder ser consideradas como tecnologías obsoletas. La evaluación de cualquier tecnología sanitaria potencialmente obsoleta debe ser incuestionable en su rigor científico, como ocurre con cualquier otra evaluación de una TS.

La primera ventaja y más importante de un sistema de estas características sería aportar evidencia para una posible retirada de la práctica clínica de procedimientos, dispositivos, sistemas organizativos, abordajes quirúrgicos, etc., con más efectos adversos (o más graves) que los estándares actuales (como la bomba de cobalto frente a los aceleradores lineales en los tratamientos radioterápicos). Los pacientes recibirían así tratamientos mucho más seguros. Debemos entender como efectos adversos no solo los que afecten directamente a los pacientes, sino al medio ambiente (como los termómetros de mercurio) o a individuos sanos (por ejemplo, en programas de cribado). La segunda ventaja sería la retirada de tecnologías menos efectivas que los estándares actuales. Esto se traduciría en un beneficio directo para el Sistema Nacional de Salud además del beneficio clínico para los pacientes. También disminuiría el tiempo dedicado a esos recursos sanitarios obsoletos y encaminaría los esfuerzos hacia a una atención sanitaria más adecuada. En tercer lugar aparece una ventaja de optimización de recursos y asignación de inversión sanitaria. El tiempo dedicado a esas tecnologías se emplearía de un modo más eficiente. Sin embargo, todo esto no tiene por qué significar necesariamente un ahorro en el gasto sanitario, ya que muchas de las nuevas tecnologías serán más caras que las tecnologías que se clasificarán como obsoletas.

La implantación de un sistema de identificación, priorización y evaluación de tecnologías sanitarias obsoletas permitiría cerrar el ciclo de vida de cualquier tecnología sanitaria. Este círculo puede observarse en la figura 1 y pone de manifiesto la necesidad de cubrir el hueco hasta ahora existente en la detección y recomendación de exclusión de la práctica clínica de tecnologías que hayan sido ampliamente superadas por otras.

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