a
| A

IDENTIFICACIÓN DE TECNOLOGÍAS

DISCUSIÓN

La identificación de tecnologías sanitarias obsoletas es difícil dado que no existen fuentes de información dedicadas específicamente a localizarlas. Además, la literatura científica siempre plantea los resultados de las nuevas tecnologías desde el punto vista del beneficio que estas proporcionan frente a las mejores alternativas, y no aporta información sobre la pérdida de beneficio que se pueda estar produciendo a causa del uso de tecnologías desfasadas. Otro factor de confusión añadido es que para la mayoría de condiciones o enfermedades suele haber más de una o dos tecnologías que se emplean en su diagnóstico o tratamiento, y, por tanto, es complicado tener un mismo estándar de referencia para poder comparar la efectividad de una tecnología nueva frente a otra potencialmente obsoleta.

No existe un término común que englobe tecnologías obsoletas, lo cual dificulta enormemente su detección. Así, en inglés, una tecnología obsoleta puede denominarse, aunque no sean exactamente sinónimos, con las palabras old-fashioned, out-of-model, disinvested, obsolete, superseeded y muchas más. Goodman ha definido tecnología obsoleta (obsolete/outmoded/abandoned) como aquella superada por otras tecnologías o que se ha demostrado inefectiva o dañina (31). Es este un concepto interesante, aunque muy amplio, y pone de manifiesto que es muy difícil elaborar estrategias de búsqueda genéricas que permitan detectar esas tecnologías potencialmente obsoletas. De hecho, buscadores como PubMed no contienen ninguno de estos términos como término MeSH. Por esta razón, parece más razonable plantearse tecnologías obsoletas concretas antes que consultar bases de datos generales buscando tecnologías obsoletas sin determinar.

Para esta finalidad es muy útil la utilización de redes de expertos que notifiquen potenciales tecnologías obsoletas. El contacto directo con los clínicos puede aportar información específica sobre tecnologías obsoletas relacionadas con su especialidad, enriquecida además con cierta contextualización y detalle. Esto dependerá de la disponibilidad del profesional para la aportación de la información así como de la especialidad, ya que el número de tecnologías potencialmente obsoletas será variable. Acceder a un gran pool de tecnologías obsoletas requeriría el contacto con especialistas de todo tipo de especialidades. Estas notificaciones pueden estar influidas por el interés de incorporar tecnologías sanitarias nuevas a un servicio para renovar las ya existentes.

Puede resultar útil la consulta de fuentes de información sobre nuevas tecnologías que indiquen qué tecnología puede ser superada, como es el caso de EuroScan, o la consulta de solicitudes de incorporación de nuevas tecnologías en los respectivos hospitales, los servicios de salud autonómicos o a escala nacional. Sin embargo, esta información (tecnología a sustituir o complementar) no siempre se proporciona y, en ocasiones, cuando sí se aporta, no se hace con la exhaustividad necesaria para poder utilizarla, ya que no se tiene en mente que este aspecto podría servir para la detección de tecnologías potencialmente obsoletas. De hecho, la utilización de la normativa vigente podría no ser muy útil, ya que cuando se propone la incorporación de una nueva tecnología, los estudios disponibles suelen comparar esa nueva tecnología frente a otras tecnologías ya existentes. Estas tecnologías suelen ser buenos estándares de tratamiento hasta ese momento, pero no tecnologías obsoletas de acuerdo con nuestra definición.

Una utilidad muy interesante de la sistematización propuesta es que permitiría alimentar una base de datos de tecnologías potencialmente obsoletas y que de este modo podría generar "alarmas" a los usuarios o a los sistemas sanitarios sobre ciertas tecnologías en uso. Esta base de datos podría ser de acceso público y sería alimentada por aquellas organizaciones interesadas en la detección de estas tecnologías. Quizá la creación y alimentación de esta base de datos pudiese ser más coste-efectiva que la realización de un procedimiento de priorización y posterior evaluación ya que se podrían detectar muchas tecnologías empleando relativamente pocos recursos.

En resumen, lo más adecuado para identificar potenciales tecnologías sanitarias obsoletas sería recurrir directamente a las redes de detección formadas por especialistas, que pueden aportar información sobre este tipo de tecnologías. No obstante, ha de tenerse en cuenta que es probable que esas tecnologías no sean muy utilizadas en clínica y, por tanto, que el impacto que genere una evaluación y la posterior exclusión de la práctica clínica sea bajo. Quizá una estrategia más interesante sería partir de revisiones sistemáticas o informes de evaluación de calidad excelente e identificar allí las posibles tecnologías aparentemente sobrepasadas. Esto tendría dos ventajas: por un lado, la tecnología identificada se seguiría empleando en clínica con toda probabilidad, con lo que el impacto de su retirada sería alto; y, por otro, la metodología de calidad de la revisión de la que se parte permitiría contestar muchas de las preguntas que surgiesen sobre la tecnología obsoleta y sus características.

""